Concibe la intimidad como el fruto del apoderamiento de un territorio intrapsíquico. Territorio que para ella se constituye en la relación con el objeto y que solo en un tiempo posterior se hace propio, constituyendo este un proceso de por vida. Es por ello un trabajo ligado a la subjetividad y por consiguiente a la elaboración simbólica de la castración. Dice así: «La construcción de la intimidad está asociada al trabajo psíquico de elaboración de la ausencia, trabajo que debe acometer a la salida del narcisismo primario… es la posibilidad de investir las presencias objetales dentro, en ausencia del objeto». Piensa que, de este modo, este espacio interior deviene habitable, «dejando de ser un agujero negro aterrador».
11 – Discusión de «La intimidad: una territorialidad conquistada», de Pilar Puertas. Beatriz Rolán Villaverde (nº 80)
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