Expresa que además del mirar relacionado con la visión externa, debemos aceptar otra visión que se refiere a la percepción de imágenes plásticas internas, que se hace más evidente en la visión de los sueños y que se intensifica cuando nuestro aparato visual exterior está ocluido.
La percepción interna tiene un carácter predominantemente visual, creyendo el autor que la internalización filogenética del ojo parietal o medio (cíclope) puede explicar la evolución de dicha función perceptiva interna que, como el ojo medio, fue externa en un pasado remoto. Se refiere a corroboraciones de la mitología, del arte y de la clínica, citando fragmentos del análisis de una paciente que, ante las dificultades para la elaboración insoportable de sus tendencias orales, planteó tres soluciones esenciales: (1) Aceleración prospectiva del pasaje pecho-pene. (2) Fijación al pecho frustrante y tóxico de donde resultaron, además de una droga y dipsomanía, manifestaciones de ulcus gástrico. (3) Tentativas regresivas de introyección escoptofílica con considerable exaltación del exhibicionismo y de las formas de expresión relacionadas. Además de una compulsión a mostrarse y un especial amaneramiento en la situación analítica, determinadas lesiones repetidas de piel y una característica tendencia a provocar escándalo revelaron un insight precoz en el análisis que coincidía con una temprana capacidad de sublimación poética.
La incorporación visual es anterior y primitiva con respecto a la incorporación oral. Esta es consecutiva a la proyección primitiva del objeto o imagen interna sobre el objeto externo, es decir, secundaria y reintroyectiva.
Palabras clave: Exhibicionismo, Voyerismo, Escoptofilia, Yo prenatal, Regresiones preorales, Incorporación e introyección escoptofílicas