El autor postula que, desde el comienzo y coincidiendo con la etapa en que predomina el narcisismo primario, hay presente un sentimiento del yo, momento en que la frontera yoica coincide con el perímetro íntegro del mundo conceptual del niño. En la medida en que el narcisismo primario, que corresponde al «nivel sujeto» del yo, va perdiendo su validez exclusiva cuando el niño pequeño siente la distancia del objeto con respecto al yo y se van desarrollando las investiduras objetales, el «nivel de objeto» del yo comienza a delimitarse para cada relación individual.
Conjuntamente, el autor establece la premisa de que la libido de la frontera yoica y de las representaciones de objeto vuelven a fusionarse en todos los actos psíquicos plenamente vivenciados. Al mismo tiempo, también trata de discriminar conceptualmente: el narcisismo primario y el secundario, el papel del yo como sujeto y objeto en el superyó, y la diferencia entre la genuina investidura de objeto y la del yo como objeto del narcisismo. Finalmente, el autor concluye que el sentimiento del yo psíquico y el del yo corporal son en lo subjetivo una unidad, solo divisible por la observación del retiro del sentimiento del yo respecto del cuerpo.
Palabras clave: Yo como sujeto, Yo como objeto, Narcisismo primario, Narcisismos secundario, Frontera yoica, Sentimiento del yo, Superyó, Investidura de objeto, Investidura del yo, Yo corporal