08 – Dime que soy tuya. Intimidad y pulsión posesiva. Raúl Fernández Vilanova (nº 82)

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La pulsión es siempre posesiva, independientemente de su forna activa (poseer-dominar-penetrar), o pasiva (ser poseído-ser dominado-ser penetrado). La intimidad con otro consiste en una transitoria disminución de las barreras defensivas, que da lugar a momentos de posesión y entrega recíproca. El deseo es el afecto -o sentimiento, emoción, tensión subjetiva o estado- propio de la pulsión posesiva, ya sea activa o pasiva, física o emocional. La libido es tanto masculina como femenina, puesto que es el investimiento del objeto por la pulsión posesiva. Investir un objeto no es otra cosa que convertirlo en algo a poseer. En la actividad de incorporar y expulsar de los procesos iniciales de introyección y proyección está la matriz subjetiva de lo posesivo: «esto lo hago mío, esto lo alejo de mí». La posesividad recíproca es el escenario de las relaciones íntimas. Un caso clínico permitirá ilustrar estas ideas.

Palabras clave: Posesividad, Pulsión posesiva activa, Pulsión posesiva pasiva, Deseo, Libido, Introyección, Angustia fusional, Intimidad, Angustia de castración, Complejo de Edipo

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